R.T. Lionel, cuéntanos como fue el sábado, el día anterior al
Maratón de Roma.
L.N.: Muy duro!!! La tentación está en cada esquina.
La oferta gastronómica en Italia es maravillosa y hay que estar muy concentrado para no echar a perder en pocas horas, el trabajo de unos cuantos meses. A parte de este pequeño detalle, Roma dispone de un parque increíble en el centro de la ciudad, que aproveché para estirar las piernas. Fui a rodar 40 minutos y corrí junto a estatuas, monumentos e incluso un circo romano al que di dos vueltas.
R.T. ¿Cómo fue la previa a la
salida del Maratón de Roma?
L.N.: Organizadores y corredores no respetaron demasiado la distribución por cajones. Quería salir en el cajón de 3.15 y acabé en el de 5.30. Vi a muchos corredores con el mismo color de dorsal que yo, intentando en los primeros kilómetros remontar a la desesperada para coger su propio ritmo. Tras haber corrido en
Berlín, donde la organización es exquisita, este fue un aspecto que me sorprendió. Es recomendable llegar a los cajones con bastante antelación para no encontrarse con este inconveniente. Compensa la salida junto al Coliseo. Sencillamente espectacular.
R.T. Lionel, cuéntanos algo de la carrera. Sensaciones, recorrido,…
L.N.: Me habían hablado mucho de
los adoquines, tanto que incluso había entrenado sobre ellos, para ajustar mi pisada y evitar lesiones. Una vez en
Roma, pude comprobar que no son tan terribles como temía. Lo que más me impactó del recorrido del
Maratón de Roma fue la gran cantidad de
monumentos y lugares de profunda belleza. Vi algo que no había visto nunca, corredores parados sacando fotos de esos monumentos y lugares por los que discurre el Maratón.
R.T. ¿Cómo es
la llegada del Maratón de Roma?
L.N.: La llegada es fantástica. A partir del kilómetro 40 hay una subida un pelín larga, en la que recomiendo darlo todo, ya que los últimos 1200 metros son de bajada. La meta es frente al Coliseo. No sabes si estás en una película como Ben-Hur o Espartaco, o si realmente estás viviendo tu propia y diminuta leyenda, tu gran momento de gloria. Había llegado el momento de dejarse llevar y poder comer todo lo que desee el sábado. Helados, chocolate, embutidos, cerveza, vino. Después de 3 meses de preparación y
42 kilómetros "a muerte", creo que hay hueco para un pequeño desliz ¿no? Además tan lejos de casa….¿quién se va a enterar?
R.T. Muchas gracias, Lionel, por compartir con
Running Travel las experiencias vividas en el
Maratón de ROMA 2016.....¡Enhorabuena!