Florencia
rebosa arte por los cuatro costados. En sus museos, en sus edificios
históricos, en sus viviendas, en sus restaurantes, por todos lados se distingue
claramente que esta ciudad fue la capital del mundo durante el Renacimiento.
Solamente la posibilidad de contemplar el David de Miguel Ángel o la Galeria de
Los Uffizzi, justifica sobradamente la visita a la capital toscana.