Publicado 14-05-2017
Mi octava maratón, con una experiencia inolvidable la vivida este domingo en las calles de Praga. La vida me enseña cosas que se pueden aplicar a los maratones y los maratones me enseñan cosas que se pueden aplicar a la vida.
Un nutrido y variopinto grupo de corredores populares y acompañantes partimos el viernes desde diferentes puntos de la geografía española: Cádiz, Málaga, Badajoz, Granada, Almería, Guipúzcoa,…..para vivir una de las experiencias más emocionantes y gratificantes que, a mi entender, puede ofrecer la vida, y es disfrutar de un gran Maratón Internacional, el Maratón de Praga.
La organización de la carrera, de diez y la coordinación de Running Travel de sobresaliente, da gusto viajar fuera de nuestro hábitat a sitios donde, en este caso César Corral, ofrece facilidades y atención en todo momento para que el corredor pueda disfrutar dentro y fuera de la carrera.
Si algo he aprendido en este viaje ha sido la diversidad y peculiaridad que reina en cada maratoniano y que luego traslada a la carrera: los callados, los melenudos, los "personal trainer" o consejeros espirituales, los futboleros reconvertidos en "runners", los indiscretos que corren con precaución y realismo, los que llevan un séquito detrás para presenciar su debut, los sabios y experimentados que siguen poniéndose nerviosos como si fuera la primera y continúan poniéndose la cinta en la cabeza a pesar de no tener pelo, los que siguen sus cánones ortodoxos y no se dejan influenciar por las "modas" de geles y "monsergas", los litúrgicos que no perdonan ni el más mínimo detalle aunque sea un gin-tonic el día anterior. O aquellas acompañantes que con verdadera fidelidad ayudan a sobrellevar el sufrimiento, tesón, sacrificio, disciplina, que una prueba de esta envergadura conlleva. Las hay traductoras, lectoras, tesoreras, corredoras, que participan de forma activa en la aventura de esta prueba tan legendaria. A todos y a todas, mi más sincero aplauso.
Mi grupo fue integrado por "los 7 magníficos" que durante estos días hemos convivido con excelente armonía y compañerismo. Muchas anécdotas divertidas nos ha regalado la ciudad de Kafka viviendo momentos surrealistas que el propio escritor checo firmaría. Al final, grandes marcas las logradas por algunos, y para otros, un excelente aprendizaje, porque en los maratones, o se consigue la superación o se consigue aprender.
Espero, y deseo, que este sea el inicio de una importante travesía maratoniano – mundial.
Sergio Núñez Vadillo